Indicios.
No era sencillo despertar en ella
la necesidad de claudicar al impulso;
de que aparcara el recato
y dejara rezumar el aliento,
abiertamente lascivo,
que custodiaba celosa.
No era sencillo, sin duda;
precisaba de elementos
muy concretos e infrecuentes;
pero era muy fácil leerla
si se observaban las pautas
que su cuerpo describía.
Dejaba pistas dispersas
a fin de ser descubierta,
aunque siempre reservara
para segundas lecturas
el sentido enmascarado
que moraba tras sus gestos.
Algo sutil se expresaba,
aunque de modo indiciario,
a través de aquel descaro;
proféticamente envuelto;
que desplegaba traviesa
como si fuera tal cosa.
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