Intimidades reservadas.
El modo en que tienden a conducirse los integrantes de nuestra curiosa vecindad puede, muchas veces, dar lugar a confusión.
Hay momentos y situaciones en los que se muestran tremendamente atrevidos y un tanto desvergonzados si nos paramos a observarlos desde nuestra óptica y les aplicamos nuestros acostumbrados juicios de valor.
En cambio, a ellos les resulta bastante chocante, y manifiestamente contradictorio, nuestra particular y cada vez más interiorizada inclinación al famoseo y a la exposición pormenorizada de todas y cada una de nuestras pequeñas y absurdas miserias cotidianas.
Recordad: cada uno enseña lo que le parece y se reserva lo que quiere.
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