Conciencias inanimadas.

 


A los congregantes de nuestra ciudad; y a cualquier miembro de nación invisible en general; les sucede algo harto curioso en relación a muchos objetos que, en apariencia, no pasan de tener mayor trascendencia.

A diferencia de lo que sucede en otros lugares, donde lo accesorio deviene en símbolo de un cierto status, aquí son muchas las cosas las que terminan adquiriendo un gran interés (simbólico si se quiere) por las connotaciones abstractas que se les atribuyen.

Se trata de algo bastante complejo a la hora de ser interpretado; pero es precisamente ahí, en la interpretación, donde reside la verdadera relevancia de todo el asunto.

Como si de una suerte de contenedores de algún tipo de "sustancia trascendental" se tratase, son admirados por su trasfondo y por todo el bagaje que llevan a sus espaldas que..., en resumidas cuentas, puede nutrirse de un sinfín de anécdotas y sucesos de lo más variado.

El valor y la carga sentimental que algunos de estos elementos pueden llegar a acumular resulta difícilmente cuantificable, pero no por el coste de los materiales que los conforman o por la calidad de su ejecución. El apego que despiertan responde más bien a todas las manos por las que han pasado, a todos los esfuerzos invertidos en conservarlos y, en definitiva, a la voluntad de mantener vivo el recuerdo de todos los que han contribuido a que..., una pequeña parte de si mismos, se haya aventurado a desafiar al paso del tiempo a través de algo potencialmente efímero.

Ejemplos de cómo incluso lo más sencillo en esencia puede prorrogar su propia existencia cuando se manifiesta una firme y colectiva voluntad de hacerlo.

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