Tras el eco de lo extinto.

 


El cine, la música o la literatura han contribuido activamente a crear toda una suerte de tópicos que, con el tiempo, han llegado a integrarse de manera indisoluble al imaginario colectivo. Uno de ellos es el que nos presenta a un prototipo de personas ancladas en el pasado y con un enfermizo apego por todo lo viejo. Sobre lo que no se suele hacer tanto hincapié; aunque en realidad podamos encontrarnos con ejemplos en una proporción bastante similar; es sobre esas personas que manifiestan justo el carácter contrario. Es decir: una malsana propensión por todo lo nuevo sin tener en cuenta su idoneidad o los efectos no deseados que pudiera provocar su adopción fuera de un adecuado contexto.

En lo que a nuestros amigos en esta ciudad se refiere, ya deberíais conocer su acentuada tendencia al relativismo, por lo que..., en situaciones del tipo que os he descrito, no son de emitir juicios demasiado categóricos. Bajo su perspectiva, con independencia de si se hace por exceso o por defecto, tan malo es pecar en un sentido como en el otro. Así que no os extrañe que no abracen con demasiada efusividad cualquier clase de novedad sin haberla puesto a prueba primero, ni tampoco que desechen por sistema lo que lleva tiempo ofreciendo buenos resultados por el mero hecho de que ya tenga un tiempo.

En relación a esto último, no queráis ver en ellos un trasnochado sentimentalismo, un apego incondicional por las tradiciones o un compartimiento reaccionario. Sencillamente, cómo suele decirse: "cuando algo funciona..., mejor no cambiarlo". De ahí que, muchas veces, lo que en otras partes se considera como extinto, aquí sigue conservando; sino toda; al menos sí cierta vigencia.

Comentarios

Entradas populares