Objeto de culto.

 


Albergaba en sus adentros

 la inanición indecible

que exhortaba a su conciencia

a convertirse en materia.


Infundido su carácter

por retorcidos anhelos

se rendía a la evidencia

que ella misma se marcaba.


Empujada a los avernos

de aquel extraño apetito

donde encontraba consuelo

y enardecía su apremio.


Únicamente ser,

sin razonar ni excusarse.

Sencillamente fluir

sin tener que preocuparse.


Reducida a lo más simple

y..., al mismo tiempo, infinita.

Despojada de albedrío

y..., por ello, venerada.

Comentarios

Entradas populares