La vida buscada.

 


Pocos ven el esfuerzo que hay detrás.

Casi nadie se plantea los sacrificios que exige.

No hablemos ya del tiempo que demanda,

y mucho menos de la perseverancia que hay que invertir en ella.


Aún así,

todos aspiran a saciarse en sus mieles,

a recibir sus recompensas,

a ser reconocidos como dignos merecedores

de un premio que no se han ganado.


Se indignan, despotrican

y se lamentan por su suerte

cuando el azar jamás será lo que prime

para cobrarse el sentir

de una existencia anhelada.

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