Náyades.
No muy lejos de nuestra ciudad, en los paradisíacos humedades de aguas cristalinas que brotan de los manantiales perennes de la serranía de Ledia, como cada verano, se reúne una singular agrupación de féminas que han decidido consagrar su notables virtudes al líquido elemento.
Ya sea entre ellas mismas, o entre aquellos que necesiten evadirse de la intensa canícula que impera en estos días, van prodigando las bondades que tan idílico ámbito les confiere.
Como garantes de los beneficios que gustan de cobijarse en ese límpido y portentoso hábitat acuático, su hospitalidad es enormemente apreciada y reconocida por todos cuantos, en algún momento, se aprestan a visitarlas.
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