De los sustentos ocultos.

 


El cuerpo precisa nutrientes,
el intelecto conocimientos;
pero aún saciado el primero
y colmado el segundo,
pueden sentirse dispersos
y caer en el letargo 
si una pasión no les mueve
y les sirve de acicate.

En los secretos rincones
de tus callados anhelos
suele surgir la respuesta
que señala concluyente
esos los esquivos destinos
que escogen tus voluntades.

Por eso, cuando aparecen,
cuando se muestran cercanos,
te aferras con regocijo
a esa fuente que te otorga
el elemento que falta,
que erradica privaciones
que empañaban tu armonía,
y te eleva sobre el curso
del derrotero ordinario.

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