Terrazas, tentaciones y escarceos.
La llegada del buen tiempo anima
a tomar al asalto las calles, las plazas, o cualquier otro espacio público al
aire libre, susceptible de ser compartido con el resto de los mortales. Resulta
bastante lógico, ¿verdad? A todos, más o menos, nos viene a la mente una
imagen, hasta cierto punto, estandarizada en relación a este tipo escenas.
Lo que ya no resulta tan común es
imaginarse en primera instancia algunas de las conductas y poses que, en estos
días, tienden a ser bastante frecuentes en buena parte del territorio de la “nación invisible”. Si fueran testigos
de “ademanes” de esta naturaleza, es
muy posible que muchos de los que
permanecen ajenos a este tipo de dinámicas fueran proclives a manifestar un cierto
rechazo. Pero, por otra parte, también estoy convencido de que no iban a ser
pocos los que acabarían sufriendo un repentino y acusado acceso de envidia.
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