Por calles sombrías.

 


Antes de que el frío venga a asentarse entre nosotros de manera persistente, aún nos resta alguna que otra jornada en la que; al menos en sus horas centrales; apetece dejar que la piel se vista con la luz del mortecino sol otoñal. Pese a ello, al transitar por algunos de los recovecos que serpentean por entre los edificios de arquitecturas más caprichosas, se deja sentir un incipiente y penetrante frescor que hace reaccionar de inmediato vello y capilares.

Escalofríos sobrevenidos y, en ocasiones, buscados, que son la respuesta lógica, y totalmente predecible, de elucubrar "travesuras" cuando quien manda es un clima, ya de por sí, "travieso". Pero..., tal vez se vaya buscando algo más al adentrarse por esos callejones de tenue luminiscencia. Algo que, al igual que esa tolerable frialdad ambiental, haga que los pelos se pongan de punta.




Comentarios

  1. Me gusta cómo has planteado esta similitud. Hay ciertas respuestas orgánicas que aun siendo involuntarias lo buscamos en un denominador común .

    Mil besitos y muy feliz finde.

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    Respuestas
    1. Lo que en ocasiones incomoda, en otras, puede ser la antesala de indescriptibles placeres.

      Que disfrutes de un muy feliz fin de semana tú también.

      😉👍

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