Rincón desvencijado.

 


Un día tan señalado como el de hoy da para reflexionar sobre infinidad de cuestiones. Dejando de lado ese aura festiva que se le atribuye en diversos lugares, este viene siendo el momento del año reservado al recuerdo de los que ya no están con nosotros y, en paralelo, repasar su legado aunque sea brevemente. Pero... ¿qué tipo de legado? Todo lo material, tarde o temprano, se corrompe. De lo que ayer lucía radiante, hoy, con suerte, tan sólo restan unos pobres jirones que atestiguan su pretérito esplendor.

Es una buena oportunidad para poner en orden nuestras prioridades, ver en qué invertimos nuestro limitado tiempo e ir desechando todo aquello que no nos reporta nada. No se trata de convertirnos en esclavos de nuestro impulsos y vivir sin mesura ni conciencia de las consecuencias que acarrean nuestros actos. Pero conviene tener presente que..., las oportunidades que dejamos escapar rara vez vuelven a presentarse; que el momento, cuando pasa, ya no puede ser recuperado.

Vivamos sin renunciar a la sensatez, pero sin desaprovechar los génerosos obsequios que nos brinda esta vida, pues..., al igual que sucede con todo , también ella es finita.

Que disfrutéis todos de una muy feliz, y "vital", jornada de todos los santos.

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