Protegiendo lo esencial.

 


A ojos de cualquiera, Qarpadia cuenta con infinidad de elementos que la apartan, de forma muy evidente, de lo considerado como "normal" en buena parte del mundo. Ahora bien, mientras que al profano le llaman más la atención determinados aspectos de naturaleza carnal, las diferencias van mucho más allá.

Su peculiar ordenación, así como el subjetivo y autoimpuesto "aislamiento" territorial que desde siempre ha venido practicando, le ha permitido permanecer a salvo la incontrolable epidemia que asola  al resto de países.

Tal es así que, en estos días, se produce una curiosa paradoja: allí donde presumían de ser el ejemplo más irrefutable de normalidad, ahora mismo todo está patas arriba; aquí, en cambio, donde se nos supone una horda de individuos degenerados y con un nivel de empatía prácticamente inexistente, es donde más latente permanece esa supuesta normalidad a la que otros se han visto obligados a renunciar y, además, sin tener que determinar que han de ser, y que no, "servicios esenciales".




Ahora, muchos de aquellos críticos..., nos envidian.

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