Autocomplacencia.

 


No escasean las culturas en cuyo seno se propugna la impureza que mana de los órganos sexuales. Puede entenderse que algunos de los impulsos que se achacan a su mera existencia, terminen resultando más que censurables, pero no así su libre y acordado disfrute, que en nada habría de molestar a nadie.

Sucede, además, otra cosa. Curiosamente, esas mismas culturas a las que hago mención, con una u otra excusa, tienden a sugerirnos alguna clase de culto al cuerpo; aunque, por alguna razón, siempre enfocado al disfrute ajeno (Dios nos libre de sacarle nosotros mismos alguna clase de partido).

En Qarpadia, como muchos de vosotros ya sabéis, el goce carnal es algo que está a la orden del día, y así se manifiesta de manera completamente natural y desenfada en cualquiera de sus múltiples variantes. El estímulo propio no resulta una excepción y..., a través de la práctica de ese lícito acto de onanismo, cada cual traza las líneas de un erotismo personal; casi, casi, intransferible; que nace de la imaginación mientras conforma un voluptuoso imaginario a medio camino entre lo onírico y lo palpable.

Hoy, precisamente hoy; coincidiendo con el simbolismo implícito al número con el que aparece marcado este día en el calendario; es cuando en la nación invisible se les permite aliviar sus sofocos, y purgar sus humores contenidos, a todos cuantos han adoptado una condición servil (siempre y cuando, claro esta, se hayan hecho acreedores de gozar de tan placentera dispensa). Lo que cada uno tenga a bien emplear para inspirarse..., eso ya tiende ha adquirir tintes más exclusivos.




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