Ganas.

 


No sabes disimular,

ni falta que hace,

esas vehementes apetencias

que vienen a instalarse

allí donde el decoro

siempre pierde la partida.


El instinto se apodera

del sentido de las cosas

y dibuja en trazo grueso

un esbozo de impresiones

que se incrustan en los surcos

de un capricho incontenido.


Brota el calor de tus carnes,

se deslizan sinuosos

los humores que convocan

a  un festín pecaminoso

y oleadas singulares

manifiestan sus designios.


Trepidante y espontánea,

inaplazable y sublime,

atrevida y necesaria

para el momento vivido,

así es la gana que invita

a rendirse a lo prohibido.





Comentarios

Entradas populares