Del impulso creativo.

 

El acto de crear está cargado de matices. Lo cierto es que la mayor parte del tiempo la pasamos creando algo (cosas, pensamientos, situaciones...) y, casi siempre, de manera inconsciente. Pero, cuando se apela al concepto creativo, lo normal es que pensemos en algún tipo de actividad o elemento de índole artística. No obstante... ¿qué es el arte? ¿Qué se puede considerar, y qué no, como tal? Volvemos a encontrarnos ante una definición un tanto escurridiza. Pero no me apetece entrar en lo que ya vendrían siendo "palabras mayores", así que voy a centrarme únicamente en el significado que, aquí en Qarpadia, se le tiende a dar al término creatividad.

A diferencia de lo que viene sucediendo en muchos otros lugares, lo que persiguen los pobladores de la nación invisible en el momento de crear algo nuevo, no es tanto el hecho de obtener cierto grado de prestigio o reconocimiento popular como la pretensión de estimular a los demás en uno u otro sentido; obtener una respuesta emocional que trascienda lo creado; sugerir alternativas sin llegar a definirlas por completo; destapar, en definitiva, el tarro de las esencias para que cada uno las convine a su modo.

Gracias a las nuevas tecnologías, cualquiera puede llegar a un público global desde la habitación de su casa. Las herramientas disponibles nunca han sido tan diversas y de tan fácil acceso. Pero..., a pesar de ello, la tendencia que impera ahora mismo en la mayor parte del mundo es la que aplican muchos de los que hoy en día se dicen a si mismos "creadores" y que no va más allá de recopilar e imitar lo que ya han hecho otros previamente. Ni siquiera puede decirse que repliquen una idea pues, las más de las veces, no pasan de ser meras "ocurrencias" (ocurrencias, eso sí, destinadas a ser trending topic). No digo que no se puedan ir tomando cosas prestadas de aquí y de allá, pero confiriendo a esos "préstamos" un cierto valor añadido, sin reducirlo todo a un simple y oportunista ejercicio de emulación.

Las musas no nos inspiran a todos por igual, por lo que cualquier apuesta creativa siempre tendrá muchos números de no ser comprendida y/o apreciada. Pero eso no debe de detener nuestro impulso creador. Una idea marginal, fuente de inspiración para unos pocos pero sucesivamente reconvertida, puede terminar derivando en  verdadera genialidad. Como todo,  ha de protagonizar su propia evolución, pero como todo, también, comienza siendo algo pequeño y sencillo que surge por sorpresa desde lo más íntimo de nosotros mismos.