Bajo siete llaves.
Nuestros bienes más valiosos
son puestos a buen recaudo
para evitar su extravío
y protegerlos de todo.
Siete cerrojos preservan
tan magníficos tesoros
y las llaves que los abren
son algo más que un estorbo.
Paciencia para que sepan
que no hay premuras ni angustias.
Confianza en ese obsequio
del que somos los custodios.
Ternura en todo el proceso
que constituye su guía.
Compromiso innegociable
con la palabra y el tono.
Honradez en el discurso
que sobre ellos se aplica.
Atención a su equilibrio
mientras se templa su aplomo.
Afecto en defitiva
para que quieran quedarse,
pues no hay llave que retenga
a quien carece de apoyo.
Bien cierto es que, todo cuanto atesoramos con ferviente devoción se encuentra bajo siete llaves. Bonito lo dices.
ResponderEliminarMil besitos para ti y feliz semana.
Muchísimas gracias Aurora, aunque ningún mérito reside sobre mi persona cuando únicamente se limita a describir aquello que se vive y es sentido.
EliminarRecibe un fuerte y caluroso abrazo.