Las caras del éxito.

 


Quien más, quien menos, todos perseguimos alguna forma de "encumbramiento". Unos buscan alcanzar cierto grado de notoriedad e influencia. Otros trascender al propio tiempo y que su impronta permanezca inalterada para las generaciones venideras. Otros, tal vez, obtener la mayor cantidad de beneficios que puedan haciendo el menor ruido posible. Pero, sea como fuere, el éxito (al menos como comúnmente suele entenderse) tiende a ser un concepto más bien esquivo e incluso..., en el hipotético caso de alcanzarlo, con alguna que otra trampa escondida en su "letra pequeña".

Por otro lado, el significado que se le dé puede variar bastante dependiendo de la persona y..., aunque muchas veces no nos paremos a pensarlo, de su entorno. El inconsciente colectivo tiene gran parte de culpa a la hora de determinar qué es lo que se considera digno de admiración y que no. Digo esto porque...; aquí, en Qarpadia; lo que marca la diferencia entre quienes alcanzan cierto grado de prestigio y aquellos otros que se quedan por el camino no es la fama en sí misma, ni ningún elemento material, ni tampoco el poder. Aquí los logros que más se celebran son los de aquellos que ha sabido ser felices siendo ellos mismos, sin compararse, sin pretender imitar, sin renunciar a su esencia y que, estando en el lugar que desean estar y haciendo aquello que realmente les llena, consiguen mirarse al espejo sin que su reflejo les muestre a un extraño.

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