Enrevesada fortuna.



A veces es peligroso
escoger ciertos caminos,
y no porque esos trayectos 
contengan alguna clase
de sesgo pernicioso.

La verdad es la contraria
y al elegir esas rutas
descubrimos todo un entramado
de gozos sublimes e insospechados.

No obstante,
una trampa oculta
merodea por entre sus vericuetos
pues..., tras mostrarnos las mieles
de una existencia hedonista,
nos hace temer la pérdida
de ese placer descubierto.

La vida cobra nuevos sentidos
de los que cuesta desprenderse
y las antiguas rutinas
se tornan más pesadas si cabe.

El anhelo se acrecienta
y hay que ser muy cuidadosos
para no perder la compostura
y claudicar a la ligera
por algo más de esa chispa.

Como torrente incontenible
puede llegar a arrastrarnos
a una espiral de abandono
que, después, se hace insalvable.

Así que, sin rechazarlo,
no olvidemos ser prudentes
para poder disfrutarlo
sin lamentarlo más tarde.

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